Junior se hizo gigante en casa y quedó a un paso de la gloria
Barranquilla no durmió. El calor, la música y el aliento de la tribuna se mezclaron con el fútbol en una noche que Junior convirtió en fiesta. En el Metropolitano, el equipo rojiblanco jugó con el corazón, con jerarquía y con ambición, y derrotó 3-0 a Deportes Tolima en la final de ida de la Liga BetPlay, dejando la serie cuesta arriba para los visitantes.
Desde el pitazo inicial, Junior mostró que no estaba dispuesto a especular. Salió a imponer condiciones, a presionar alto y a empujar a Tolima contra su propio arco. La tribuna respondió como el jugador número doce, y ese empuje se sintió en cada balón dividido.
Enamorado, el nombre de la noche
El primer grito llegó temprano y lo firmó José Enamorado, quien jugó uno de esos partidos que se recuerdan en las finales. Su gol abrió el camino y encendió al estadio. Junior entendió que el momento era suyo y no soltó el control.
Poco después, Brayan Castrillón amplió la ventaja con una definición que reflejó el trabajo colectivo del equipo. No fue un gol aislado: fue el resultado de una jugada pensada, trabajada y ejecutada con convicción.
Tolima intentó reaccionar, pero nunca logró sentirse cómodo. El mediocampo fue rojiblanco, la defensa sólida y el arquero respondió cuando fue exigido. Junior jugaba con la serenidad de quien sabe lo que se está jugando.
El golpe final y la impotencia visitante
En la segunda parte, con un Tolima obligado a arriesgar, volvió a aparecer Enamorado para sellar el 3-0 definitivo. Fue el golpe más duro para un equipo pijao que, además, terminó con un hombre menos, reflejo de la frustración y el desgaste de una noche cuesta arriba.
Junior, en cambio, supo administrar la ventaja. Bajó el ritmo cuando fue necesario, cuidó el balón y cerró el partido con inteligencia. No hubo exceso de confianza, solo concentración y madurez.
Una ventaja que ilusiona, pero no sentencia
El resultado deja a Junior muy cerca del título, pero puertas adentro el mensaje es claro: la final no está terminada. En Ibagué, Tolima saldrá con el orgullo herido y la obligación de buscar una remontada histórica.
Para Junior, esta victoria no solo significa una ventaja en el marcador. Es una reafirmación de carácter, de identidad y de conexión con su gente. Barranquilla cree, sueña y acompaña.
La serie se definirá en la vuelta, pero una cosa ya quedó clara: Junior dio un paso firme, jugando como se juegan las finales, con alma, fútbol y determinación.
