Durante 47 días, Javier Sarmiento Olarte estuvo al frente de la Alcaldía de Bucaramanga en un momento de transición, incertidumbre política y altas expectativas ciudadanas. Este viernes, en lo que fue su último Consejo de Gobierno, el alcalde encargado hizo una pausa para mirar atrás, rendir cuentas y agradecer el trabajo de su equipo antes de entregar el mando.
El encuentro no fue solo un acto administrativo. Fue, ante todo, un espacio de balance y reflexión. Sarmiento reconoció el respaldo recibido por secretarios, directores de institutos y funcionarios, con quienes, según dijo logró mantener en marcha la ciudad en medio de un contexto complejo.
“Fueron semanas intensas, de decisiones rápidas y de retos permanentes”, expresó el mandatario encargado al agradecer el trabajo articulado que permitió avanzar en algunos frentes clave de la administración.
Un diagnóstico que deja inquietudes
Más allá de los agradecimientos, el balance dejó sobre la mesa cifras que generan preocupación. Sarmiento expuso que, pese a una alta contratación durante el año, el Plan de Desarrollo Municipal apenas registra un cumplimiento cercano al 33 %, con metas que ni siquiera han iniciado su ejecución.
El alcalde encargado fue enfático en señalar que su corto paso por la Alcaldía le permitió identificar fallas estructurales: procesos lentos, falta de información clara para la toma de decisiones y una ejecución presupuestal que no se traduce en resultados visibles para la ciudadanía.
“No se trata de señalar personas, sino de evidenciar realidades que deben corregirse”, manifestó, insistiendo en que Bucaramanga necesita una administración más eficiente, transparente y enfocada en resultados.
Gobernar en medio de la transición
El encargo de Sarmiento se dio tras la salida del alcalde elegido y en plena antesala de las elecciones atípicas. En ese escenario, su principal tarea fue garantizar la continuidad institucional: que los servicios no se detuvieran, que los procesos siguieran su curso y que la ciudad no quedara paralizada por la coyuntura política.
Durante el Consejo de Gobierno, destacó que, pese a las dificultades, se mantuvo el funcionamiento de la administración y se avanzó en la coordinación con entes regionales y nacionales.
Un mensaje para quien llegue
En su despedida, Javier Sarmiento dejó un mensaje claro para la próxima administración: hay mucho por hacer y poco tiempo que perder. Seguridad, movilidad, ejecución de proyectos y control a la contratación fueron algunos de los retos que señaló como prioritarios.
Su llamado final fue a no desaprovechar los recursos públicos y a recuperar la confianza de los ciudadanos en las instituciones.
Con su último Consejo de Gobierno, Sarmiento cierra un capítulo breve, pero significativo, en la historia reciente de Bucaramanga. Un periodo marcado más por los diagnósticos y las alertas que por los grandes anuncios, pero que deja sobre la mesa preguntas clave sobre el rumbo administrativo de la ciudad y los desafíos que deberá enfrentar quien asuma el liderazgo en propiedad.